El Día Internacional de la Mujer conmemorado cada 8 de marzo tiene sus raíces en las luchas de las mujeres por sus derechos laborales y políticos a principios del siglo XX. En 1908, miles de mujeres trabajadoras de la industria textil de Nueva York se declararon en huelga para exigir mejores salarios y condiciones de trabajo. Lo que nos invita a reflexionar sobre la historia de las mujeres y las luchas por los derechos que debían ser para todas las personas desde su concepción.
Esta huelga de 1908 fue un hito importante en la lucha por los derechos de las mujeres, pero no fue un hecho aislado. A principios del siglo XX, las mujeres de todo el mundo estaban luchando por sus derechos en diversos ámbitos, como el derecho al voto, el derecho a la educación y el derecho a trabajar en igualdad de condiciones que los hombres.
En la actualidad, a pesar de la creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral y al mundo educativo, aún persisten desafíos en materia de igualdad de género. Si bien se han logrado avances significativos, las mujeres siguen enfrentando obstáculos en el acceso a recursos y oportunidades. La violencia de género, la discriminación salarial y la falta de representación en puestos de liderazgo son algunas de las barreras que aún persisten y que impiden que las mujeres alcancen su pleno potencial sobre todo en áreas vinculadas con las diversas ciencias.
Según los datos de la Encuesta Nacional para la Detección de las Habilidades y Cualificaciones en el Empleo (ENDHACE) 2020 revelan una dinámica significativa en la distribución del nivel educativo entre personas empleadas de ambos sexos. Mientras que la mayoría de los hombres empleados alcanzan solo un nivel secundario (40.9%), seguido de un 21.7% con nivel primario, las mujeres presentan una tendencia diferente. Un 37.5% de las mujeres empleadas tienen un nivel secundario, y un significativo 24.5% ha alcanzado un grado universitario, superando el 13.1% de los hombres en esta categoría. [1]Esta desigualdad representa un nivel educativo superior en la mano de obra femenina, lo que debe fomentar su mayor participación dentro de diversas actividades económicas. A pesar de las persistentes brechas de género en el mercado laboral, estos datos subrayan la capacidad y potencial de las mujeres y niñas, destacando la necesidad de promover estrategias que fomenten la igualdad de oportunidades y la inclusión en estos campos.
Como señalan estudios de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la matriculación de mujeres en ingenierías y carreras TIC supone solo un 28 % y 27 % del total del alumnado en estas titulaciones. Es decir, al ritmo actual, la paridad de género en los empleos STEM no se conseguirá antes del año 2100.[2]
En la República Dominicana, las mujeres han logrado una importante presencia en la educación superior, representando el 64% de la matrícula universitaria. Sin embargo, esta participación no se distribuye de manera equitativa en todas las áreas de estudio.[3]
Si bien las mujeres son mayoría en carreras como Comunicación y Publicidad, Ciencias Sociales y Humanísticas, Medicina, Mercadeo, Administración de Empresas y Psicología, su participación en áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) es aún minoritaria.
Según datos del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), solo el 18% de la matrícula en Tecnologías de la Información y la Comunicación corresponde a mujeres, y un 39% en Ingenierías y Arquitectura.[4]
Esta disparidad en la elección de carreras está influenciada por diversos factores, principalmente por los estereotipos de género que asocian las áreas STEM con habilidades masculinas, la escasa representación de mujeres en estas áreas, sumada a las dificultades que estas enfrentan para conciliar la vida personal y profesional en una sociedad que aún responsabiliza a las mujeres de las labores domésticas, de crianza y cuidado.
A pesar de los desafíos que aún enfrentan las mujeres en áreas STEM en la República Dominicana, es importante destacar que existen numerosas mujeres dominicanas que se han destacado en estas áreas y que sirven de inspiración para las nuevas generaciones. Estas mujeres han roto estereotipos, han superado obstáculos y han demostrado que las mujeres tienen la capacidad y el talento para sobresalir en cualquier campo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Sin embargo, es necesario seguir trabajando para promover la igualdad de género en la educación superior y para eliminar las barreras que impiden que las mujeres desarrollen su pleno potencial en todas las áreas de estudio.
Para seguir avanzando en la erradicación de las brechas por género es necesario implementar políticas inclusivas y programas de apoyo que impulsen la igualdad de género en todos los niveles sin olvidar que la educación temprana es fundamental para desmantelar estereotipos y abrir un mundo de posibilidades para las niñas.
El Día Internacional de la Mujer es una fecha crucial que nos invita a la reflexión y a la acción. Conmemoramos los logros alcanzados por mujeres valientes que lucharon por sus derechos y allanaron el camino para las generaciones futuras. Pero también es un día para alzar la voz y exigir un mundo más justo e igualitario para todas las mujeres. Un mundo donde las mujeres y niñas tengan las mismas oportunidades en todos los ámbitos de la vida: educación, trabajo, política, participación social y toma de decisiones. Un mundo donde sus derechos sean respetados y protegidos, y donde puedan vivir libres de violencia y discriminación.
Amaya Leticia García Ferrer, Coordinadora de Igualdad de Género